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Fast food: menor aprendizaje en la infancia

05 de mayo de 2015
Fast food - menor aprendizaje

El estudio fue realizado por un equipo investigador de la Universidad del Estado de Ohio en colaboración con la Universidad de Texas y analizó las relaciones entre el consumo de fast food de un niño y su avance académico en lectura, ciencias y matemática.

La investigación establece como conclusiones que un excesivo consumo de comida rápida, además de ser perjudicial para la salud por los problemas de obesidad, puede afectar al rendimiento escolar, hasta tal punto que los niños que consumen este tipo de comida a diario obtenían puntuaciones más bajas que aquellos que eran menos asiduos a este tipo de alimentación.

Según afirman los autores de la investigación, “Los alumnos que comieron mayor cantidad de fast food tuvieron en las pruebas puntajes hasta un 20 por ciento inferior al de quienes no consumieron fast food en absoluto”

El equipo de investigación sugirió que dos posibles motivos de los puntajes inferiores podían ser que los niños tuvieran una carencia de nutrientes que se obtienen de alimentos que favorecen el desarrollo cognitivo, así como que la elevada cantidad de azúcar y grasa podría haber afectado los procesos de memoria y aprendizaje.

No obstante, lejos ser dogmáticos con este tipo de alimentación, los investigadores destacan que el consumo de fast food no es tan problemático si una familia va a un restaurante de fast food ocasionalmente, a diferencia de una familia para la que eso es parte de su rutina.

Las comidas rápidas se vuelven perjudiciales cuando se convierten en un hábito debido a que presentan en su gran mayoría grandes cantidades de aditivos, grasas saturadas, azúcares de rápida absorción y alto contenido en sodio, además de poseer escaso valor nutricional por su bajo contenido en minerales y vitaminas. La repercusión sobre el estado de nutrición de varía con la proporción relativa de este tipo de comidas en la dieta. Si solamente se hacen de forma ocasional, los desequilibrios pueden ser compensados y sus efectos «diluidos», mientras que resulta perjudicial cuado se convierten en la base de la alimentación infantil.

La comida rápida a su vez está relacionada con el problema de la obesidad y el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles. Sobre la relación entre el consumo frecuente de comida rápida y la obesidad en niños escolares se han publicado abundantes estudios pediátricos. En este sentido, los expertos en nutrición nos alertan que si no se toman las medidas necesarias se prevé que en Europa la obesidad será una epidemia en el año 2030.

Algunas consideraciones en torno a la comida rápida

La formación de hábitos alimentarios se adquiere desde los primeros años de vida y se van conformando a partir de experiencias de aprendizaje. En esta etapa los niños imitan a las personas de su entorno tomándolas como modelos e incorporan las conductas habituales que observa en su familia y en el contexto en el que se desenvuelve.

Esto hace que el medio familiar sea de vital importancia en la transmisión de los hábitos alimentarios, hábitos que también deben ser reforzados en el entorno escolar. Por ello, es fundamental que las familias eduquen a los hijos en una correcta alimentación que, junto con la práctica regular de ejercicio físico, constituye la base principal de un estilo de vida saludable y es el factor protector más importante en la lucha contra enfermedades futuras.

En definitiva, no se trata de prohibir de forma absoluta todo tipo de fast food y en toda circunstancia. Lo aconsejable es limitar su uso y compensar los posibles desequilibrios haciendo de las comidas saludables la base diaria de la alimentación infantil en casa o en el colegio.

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