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Cuando los árboles nos impiden ver el bosque

24 de octubre de 2023
Los árboles nos impiden ver el bosque

Nuestra visión de las cosas está marcada por las ideas preconcebidas que tenemos y por nuestra experiencia en primera persona. Esto nos lleva muchas veces a tener una única visión de la realidad y a rechazar sin más cualquier punto de vista que nos resulte extraño.

Esta tendencia hacia el reforzamiento de las propias hipótesis se conoce como sesgo de confirmación. Lejos de aceptar otros puntos de vista, nos reafirmamos en nuestras creencias y opiniones, rechazando otros modos de considerar un asunto, incapaces de adoptar puntos de vista diversos. No damos cabida a la razón argumentativa ni dejamos espacio para la divergencia, para matices diferenciadores, para la posibilidad de que visiones encontradas puedan tener puntos en común.

El rechazo a lo distinto promueve una cierta renuncia a transgredir nuestras propias fronteras mentales y afianza el embotamiento y la restricción de miras. Sin embargo, pocas cosas son susceptibles de ser contempladas desde una única manera. Solo una cierta cortedad de alcances nos hace miopes y nos lleva a tener una visión reduccionista que nos impide vislumbrar una representación completa. Es por ello que a veces necesitamos levantar la cabeza y posar la mirada en la distancia.

Una mirada distanciada nos permite apreciar otros puntos de vista más complejos sobre la realidad, ver detalles que de otra manera seguramente nos pasarán desapercibidos, entender las causas subyacentes de un problema o situación. Cuando estamos demasiado cerca de una realidad, es fácil perder la perspectiva y no ver todos los factores involucrados.

Levantar la mirada y mirar de lejos no solo nos muestra cosas que de cerca ni siquiera sospechamos: propicia nuevos aprendizajes, nos desvela nuevas y originales perspectivas, nos facilita tener una visión más objetiva, nos ayuda a tomar decisiones más informadas y llegar a soluciones más efectivas. También contribuye a no caer en juicios apresurados y prejuicios, y en ocasiones nos enfrenta a nuestras propias contradicciones.

Salirnos de nuestras ideas preconcebidas y poner en cuestión lo aceptado como verdad es un ejercicio saludable. 'Comprendo que la duda no es un estado muy agradable pero la seguridad es un estado ridículo', nos dice Voltaire. En nuestra vida diaria y en nuestras decisiones importantes, es aconsejable tener una perspectiva amplia y distante para que los árboles no nos impidan ver el bosque.

 

Ana Hurtado de Mendoza y Soto

Psicóloga, CL-01537

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